lunes, 31 de agosto de 2015

LA CONCIENCIA...UNA BRÚJULA



La conciencia tiene una función parecida a una brújula para navegantes, que indica dónde te encuentras y hacia dónde hay que seguir. Si la brújula marca hacia el Norte; la conciencia señala hacia el bien. Sin embrago, la brújula se puede alterar ante la presencia de una gran cantidad de hierro; la conciencia también se puede modificar debido al ambiente, por la propia comodidad o por dejarnos llevar por los gustos. De ahí la importancia de encausarla constantemente.


La formación de la conciencia, se puede comparar al árbitro de un partido que no ha hecho el reglamento del deporte que atiende, simplemente lo aplica: dice si las jugadas están de acuerdo con el reglamento o no. Lo mismo sucede con nuestra conciencia, no hace la ley que regula nuestra vida (ésta es la ley de Dios), ni tampoco hace que nuestras acciones sean buenas o malas. Tan sólo lo declara. Es un aviso, una voz, un recuerdo.


Pero no cualquier persona puede arbitrar un partido. Se necesita conocer bien el reglamento, estar dispuestos a ver cómo se realizan las jugadas y tener la suficiente capacidad para tomar oportunamente las debidas decisiones. Es evidente que los árbitros tienen que formarse. Una decisión equivocada puede traer fatales consecuencias en algún jugador o en todo un equipo.

La conciencia es el árbitro de nuestra vida, debemos decirnos con seguridad lo que está bien y lo que está mal. De ella depende una gran parte del éxito de nuestra vida: la salvación eterna. Por ello hay que formarla recta y madura, temerosa de Dios, abierta siempre al bien y a las inspiraciones del Espíritu Santo, capaz de discernir lo bueno de lo malo y de la mentira, evitando la falta de sinceridad y de autenticidad. La formación de la conciencia es una tarea para toda la vida.


El presente vÍdeo trata sobre los valores, y nos ayuda a tener una visión más amplia de lo que sucede a diario con el comportamiento de algunas personas, y sus relaciones con los demás. 



La conciencia es la presencia de Dios en el hombre.

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